Las relaciones interpersonales han cambiado profundamente, el concepto de posmodernidad (aunque muchos lo usan sin entenderlo) engloba muchas de las prácticas y tendencias que se dan en la actualidad.

Uno de los aspectos más resaltantes en esta época es la volatilidad y la impermanencia en las relaciones humanas, el choque y fuga es una clara manifestación de esta transitoriedad de nuestro tiempo, el concepto de espacio y tiempo también es diferente en la posmodernidad.

El choque y fuga es un hecho social que sucede en todas las clases sociales, aunque en los sectores populares es más evidente.

Este choque y fuga nos revela los nuevos tipos de relaciones que se están dando y cada vez son más frecuentes, el ritmo de vida en la que vivimos es cada vez más rápido, y las relaciones humanas también son mas rápidas; el sujeto quiere vivir la mayor cantidad de experiencias en el menor tiempo posible.

Las relaciones fugaces no se contraponen a las relaciones estables, de cierta forma las complementan en el imaginario popular, ya que muchas parejas ven la infidelidad como una forma de masturbación y la práctica sexual como un entrenamiento para tener un mejor desempeño con la pareja.

“Choque y fuga” implica como su nombre indica una sola vez, no se busca permanencia ni compromiso, la ocasionalidad y la transitoriedad son componentes esenciales El choque y fuga se da tanto en hombres como mujeres, el el caso masculino se da como una forma de demostrar sus masculinidad y su potencial sexual y en al mujeres como una forma de liberación y dominio de su sexualidad.

Uno de los aspectos quizás más importantes en este tipo de relaciones es que nunca más uno volverá a encontrarse con esas personas o al menos tratará de desaparecer cualquier rastro de su existencia.

El choque y fuga implica separar el sexo del amor.